Nos sentamos a fumar mientras tratamos de adivinar para qué lado queda el Líbano y dónde está Siria. No hay nada muy especial en la extensión de luces que se pierden a la distancia, pero el silencio se alarga, nadie lo apura y eso nos convierte en desconocidos con intimidad. Todos tenemos las manos en los bolsillos, gorro o capucha y la vista fija en algún punto de esas tierras en la que quizás estén explotando bombas ahora mismo. Sé que voy a retener esta escena para siempre, aunque con el tiempo pierda el detalle de los tonos, el olor de la tierra seca o la precisión del frío que entra por los pies.
¿Qué es lo que lleva a una persona, a una comunidad, a una nación a hacer carne la idea de superioridad? En 2017, Camila Baron realizó, junto a un grupo de jóvenes, un viaje tradicional dentro de la comunidad judía argentina: BRIA (Birthright Israel Argentina, por sus siglas en inglés, la rama argentina de un proyecto llamado “Derecho de Nacimiento Israel”), un programa que tiene el objetivo de adentrarse en la historia, costumbres y realidad de Israel para fomentar el arraigo. A partir de esta experiencia, que incluyó la visita a ciudades bajo control palestino, Baron escribió las crónicas que componen este libro; en ellas, devela, página a página, la intimidad de los mecanismos de propaganda y persuasión que se despliegan durante el viaje, trazando así una postal única desde el interior de la sociedad israelí.
Con valentía y talento, la autora construye una voz que sumerge a quien lee en un clima tenso, casi aplastante, dentro de un territorio repleto de colores, aromas y paisajes, con una diversidad y riqueza cultural milenarias, en permanente disputa. Además del atrapante ritmo narrativo, Baron logra construir un retrato a distancia cero de uno de los conflictos geopolíticos más dramáticos de nuestro tiempo; un testimonio a favor de la vida y, sobre todo, de la justicia. Casi como una máquina del tiempo, estas crónicas se colocan en el centro del conflicto permitiendo vislumbrar algunas claves para leer con otros ojos el mundo de hoy.
Prólogo de Silvana Rabinovich y fotografías de Ariel Feldman.